Para auxiliarle en su tarea, el chamán cuenta
con un poder personal especial que emana de sus espíritus ayudantes y de
su espíritu guardián, muchas veces en forma animal. Es el animal de
poder, también conocido como nagual o familiar. cuando
el chamán comienza a relacionarse con este espíritu guardián, se
establece una alianza para toda la vida. La existencia o el abandono del
espíritu guardián, está relacionado directamente con el riesgo de
enfermedades, con la autoconfianza y con el disfrute de una mente más o
menos despierta.
Los espíritus auxiliares son poderes menores
si se les compara con el espíritu guardián, pero pueden representar un
gran poder colectivo, ya que algunos chamanes pueden poseer cientos de
ellos y se utilizan para funciones especiales o propósitos concretos.
Entre los indios de México y Guatemala, el espíritu guardián suele
conocerse con el término nagual; se refiere tanto al espíritu del animal
guardián como al chamán que se convierte en animal. Tonal se deriva del
náhuatl tonalli, que se refiere al alma vital de una persona y es el
signo del día en que esta nació, que suele ser un animal; implica hado,
predestinación y el destino en la vida. Se puede creer que las
experiencias de una persona en la realidad normal están determinadas por
el animal tonal; pero es distinto al nagual o chamán que se encuentra
más allá de la realidad normal.
Uno de los aspectos más
importantes en el chamanismo es la curación. Según los conceptos
chamánicos, la enfermedad se debe a la intrusión de un objeto ajeno en
el cuerpo, a la pérdida o extravío del alma, o la carencia de energía a
causa, por ejemplo, del abandono de sus animales de poder.
Las
culturas chamánicas tuvieron que desarrollar las capacidades naturales
de la mente en lo referente a la salud y métodos curativos. En este
sentido, es básico que tanto el chamán como la persona sanada estén
convencidos de que los poderes chamánicos existen. De este modo, no es
de extrañar que los chamanes utilicen cualquier estratagema para alterar
la creencia del enfermo acerca de la realidad. Las personas sólo ven lo
que creen, o crean lo que ven, si hacemos caso a los shuar antes
citados.
Por eso en sus operaciones es muy frecuente que los
chamanes utilicen varios turcos, que a los observadores les pudiera
parecer falsedad, p.ej., objetos que tienen en la mano y sacan en el
momento adecuado; pero en muchas ocasiones sirve como prueba, como
socorro para el chamán ante su paciente. Como toda curación implica la
muerte y transformación de una parte de la persona, su participación es
indispensable para cambiar su destino, que siempre es modificable.
Pero, ante todo, para el chamán, cura es un ejercicio de poder. Y la
suerte del paciente depende siempre de la percepción del chamán de los
poderes que operen en el caso y de su pericia para intervenir,
propiciar, manipular, dirigir, eliminar y en general manejar los
espíritus y las fuerzas que intervengan en un caso determinado. Por
supuesto, en la mayoría de los casos, aparte de sus actuaciones más o
menos fantásticas, los chamanes incluyen medicinas constituídas a base
de hierbas y plantas medicinales, de las que son expertos.
Fred
Alan Wolf intenta ofrecer una teoría de la curación chamánica de
acuerdo con la física cuántica. El chamán curaría al iniciar a los
pacientes, al hacerlos vibrar en consonancia con ellos mismos. El
paciente sanaría al transferirse energía vibratoria desde su cuerpo al
del chamán. Para Wolf, la clave está en la vibración y en los patrones
vibratorios, donde se hallaría la enfermedad. El chamán sería capaz de
producir vibración curativa en el cuerpo del paciente. Cuando el
paciente conectara con esta vibración, se curaría. Los chamanes seían
capaces de producir en sus propios cuerpos y/o en sus sistemas nerviosos
ciertas vibraciones capaces de absorber la enfermedad de un paciente,
con lo cual, si esto es así, realmente se exponen a un peligro cierto.
Según los conceptos chamánicos, en el cuerpo hay también distintas
corrientes de energía que influyen en nuestra salud. Los sucesos físicos
y emocionales pueden interrumpir y perturbar dichos flujos y son las
perturbaciones crónicas las que conducen a la enfermedad. En definitiva,
los chamanes piensan que las enfermedades son psicosomáticas, la mente
altera el funcionamiento del cuerpo, lo cual ha sido comprobado en
muchos yoguis, que son capaces de ralentizar los latidos del corazón
hasta extremos increíbles, entre otros prodigios no menos sorprendentes.
Y resulta curioso que en la actualidad se están prodigando los estudios
en la medicina occidental en los que se pone de manifiesto la
influencia de los estados de estress, de tensión, o de gran carga
emocional negativa, en el pero funcionamiento del sistema inmunológico
del cuerpo.
Los chamanes han sido los primeros curadores, los
primeros diagnosticadores, y los primero psicoterapeutas del mundo, a lo
largo de los siglos han desarrollado modelos terapeúticos muy
sofisticados. Hay métodos de curación chamánicos muy parecidos a la
terapia conductista contemporánea, la quimioterapia, la interpretación
de los sueños, la terapia familiar, la hipnoterapia, la terapia
ambiental y el psicodrama, lo que indica que los chamanes, los
psicoterapeutas y los médicos tienen mucho más en común de lo que
habitualmente se piensa.
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