"Las heridas y dolores que experimentamos en la infancia no se
evaporan por arte de magia cuando nos hacemos adultas. Rondan dentro de
nosotras, y cuando alcanzamos un nivel de fuerza, madurez, comprensión y
conciencia para manejarlos, vuelven para ser trascendidos.
Ésta es una
de las maneras en que nuestro ser interno nos quiere. Nos da toda clase
de oportunidades para curar las heridas que necesitamos curar, y nos
ofrece también la oportunidad para sobrellevarla, cuando somos suficientemente fuertes.
Cuando éramos niñas, con frecuencia hemos tenido experiencias en las que no teníamos la fortaleza suficiente para enfrentarnos a ellas sin mucha ayuda y sostén, y muchas veces sin ayuda ninguna. Así que las reprimimos en la memoria y esperamos. Cuando están listas, vuelven a salir. Esto nos proporciona la oportunidad de avanzar a través de estas angustias, cuando tenemos lo que necesitamos para esta tarea.
Cuando esté preparada, tendré la oportunidad de hacer estos viajes hacia las viejas heridas con la certeza de que puedo curarlas y continuar."
Anne Wilson Schaef
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