sábado, 29 de diciembre de 2012

Los chamanes al soñar crean el mundo. Alberto Villoldo



 Los Guardianes de la Tierra creen que el mundo es real, pero sólo porque lo estás soñando. Pero soñar el mundo requiere un acto de valentía. Cuando nos falta coraje, tenemos que confo...rmarnos con el mundo que está siendo soñado por nuestra cultura o nuestros genes. Sentimos que tenemos que conformarnos con la pesadilla. Para soñar con valentía, debes estar dispuesto a usar tu corazón. De lo contrario, tu sueño se atascará en el nivel de las emociones, en el pensar excesivo, en la planificación constante y preocupante. Entonces tu sueño se convertirá en una pesadilla o en un simple ensoñación despierta, atrapándote o llevándote a la deriva, mientras que te preguntas, "¿Qué pasó?"

Recuerdo uno de mis primeros viajes al Amazonas. Yo era entonces un joven antropólogo investigando las prácticas de sanación de los chamanes de la selva. Había decidido ser yo mismo mi propio sujeto de estudio. Le expliqué al curandero que, de niño, había huido de mi país de nacimiento a causa de una revolución comunista. Yo había visto sangre derramada en las calles, y me había sentido aterrorizada por los disparos en las noches. Desde entonces, yo había sufrido pesadillas en las que hombres armados entraban por la fuerza a mi casa y se llevaban a mis seres queridos. Yo estaba ya casi en mis treinta años, y no había podido establecer una relación duradera por temor a perder a la persona que amaba, al igual que en mi pesadilla. Durante la ceremonia de sanación, el chamán me explicó que como todo el mundo, puede tener lo que quiero, o puedo tener las razones por las que no puedo.

"Estás demasiado enamorado de tu historia", me dijo el anciano. "Hasta que no te atrevas a soñar un sueño diferente, todo lo que tendrás será tu pesadilla." Esa noche, él me mostró cómo podía crear una historia diferente para mí, una en la que había sido templado por la adversidad, y en el que mis experiencias me habían enseñado a tener compasión por otros que estaban sufriendo.

"El primer paso para soñar un nuevo sueño es crear una nueva historia, en la que no estás en el papel de la víctima", explicó.

Entonces él me ayudó a darme cuenta de que no sólo estaba soñando mi vida, sino que también estaba soñando la vida de todo el cosmos, tal y como el cosmos me estaba soñando a mi.
Aunque tu mente se resista, el hecho es que tienes una elección entre tener la vida que deseas o tener las razones por las que no puedes tener esa vida. Puedes tener alegría y paz, o puedes tener una gran bolsa negra llena de todos los dolorosos incidentes y accidentes que te ocurrieron en tu infancia o en tu última relación. Puedes poseer tus heridas o puedes tener tu gloria. Puedes vivir la vida de una víctima, agobiada por los traumas de tu pasado, o puedes vivir la vida de un héroe, pero no puedes tener ambas cosas. Si te quieres sentir empoderado, es necesario que tomes una decisión consciente de soñar un sueño sagrado y practicar coraje.

El sueño del coraje ocurre en un estado de percepción al que los Guardianes de la Tierra refieren como el nivel del colibrí. El colibrí es el arquetipo del viajero heroico, cuyo propósito es volar hacia la madurez espiritual. Como cualquier viajero, inevitablemente tomarás algunos senderos equivocados, pero cada vez que vuelvas al reconocimiento de que estás soñando tu realidad, profundizarás tu comprensión del camino y te sentirás más comprometido con él. Serás capaz de abrazar el paisaje siempre cambiante que te rodea con ecuanimidad y sentido del humor, e incluso experimentar la gracia.

Una gran verdad o una pequeña mentira

 por Alonso del Rio

El siglo XX nos regaló una serie de verdaderos maestros que sin contar con tanta maravilla tecnológica supieron hacer llegar sus mensajes en forma clara y eficiente, iluminando el camino de miles de personas.
Seres como Steiner, Ivanov, Gurdgieff, Adoum, Ramana Maharshi, Vivekananda, Sivananda, Yogananda, Krishnamurti, Osho, Sri Aurobi...ndo, fueron manantiales de sabiduría, paradas casi obligadas donde abrevar y recordar que nunca estuvimos solos. (perdonen las omisiones, la mayoría no son voluntarias)
De este último (Sri Aurobindo) quiero compartir un texto que probablemente he leído varios cientos de veces, (antes me lo sabía de memoria, ahora práctico el olvido) a mi parecer, es uno de los textos más reveladores y mejor escritos por la magnitud de la verdad que transmite y por la capacidad de condensarla en muy pocas líneas.
Es la introducción a un pequeño libro que titula “La madre” escrito en 1928 y si bien se percibe un estilo un tanto antiguo espero no se convierta en grande obstáculo para aquellos que en verdad claman por la “gracia divina”.
…Y dice así:
“Sólo hay dos poderes que pueden ambos, aunados, lograr ese algo grandioso y difícil que es el fin de nuestros esfuerzos: una firme e imperturbable aspiración que clama desde abajo y la Gracia suprema que desde arriba responde.
Mas dicha Gracia suprema actuará, únicamente, en condiciones de Luz y de Verdad; no puede hacerlo en medio de la Falsedad y la Ignorancia. Pues si respondiera a las demandas de la Falsedad, traicionaría su propio propósito.
He aquí las condiciones de Luz y Verdad –las únicas que permitirán el descenso de la Energía superior-; y es sólo la energía supramental descendiendo desde lo alto y abriéndose paso desde lo bajo, lo que puede dominar victoriosamente la Naturaleza física y anular sus sufrimientos y dificultades: Debe haber una total y sincera entrega; debe haber una apertura única del yo personal al Poder divino; debe haber una constante e integral elección de la Verdad que está descendiendo, un permanente rechazo de la Falsedad de los Poderes mental, vital y físico, y de las apariencias que aún rigen la Naturaleza terrenal”.
Esto no viene desde el centro de las pléyades sino desde el corazón de un hombre.
Hace muchos años un amigo se paró en frente mío y mostrándome sus dos manos cerradas me dijo:
“Tengo dos regalo para ti, pero solo puedes escoger uno.
En esta mano, tengo una gran verdad, en la otra una pequeña mentira y tú debes decidir cuál deseas conocer”
Inmediatamente me abalance sobre la mano que supuestamente contenía “la gran verdad”, el abrió la mano y me dijo con una sonrisa: La gran verdad es el vacío, ¿qué esperabas encontrar dentro de una mano cerrada?
Decepcionado me fui sobre la otra mano, pero me dijo: tarde, te perdiste la pequeña mentira que te hubiera sido mil veces más útil que “una gran verdad”,
sobre todo si descubres que esa pequeña mentira se encuentra dentro de ti mismo y es lo que te impide ser impecable, y si tienes la habilidad para descubrirla y desalojarla, poco a poco podrás crear el vacío que se vaya llenando con la gran verdad.
Mientras tu vida este llena de pequeñas mentiras nunca habrá espacio para una gran verdad”
La frase de Mark Twain: “es muy fácil engañar a la gente, lo difícil es convencerlos que han sido engañados” es muy propia para estos tiempos.
En días como hoy en los que el delirio corre como agua sobre hielo, reflexiono sobre cuál debe ser el límite en el intento de servir como un referente de lo real.
¿Hasta dónde dejar que la sagrada inocencia de muchos amigos sea ultrajada por descontrolada imaginación y de a luz a bastarda oscuridad?, ¿pequeñas mentiras?
¿Cuánto hay de ingenuidad, en todos esos mensajes “galácticos”, cuanto de vicio? Dejemos al maestro Aurobindo que responda a tu ser interior.
Compartí hace unos meses: “yo no me divierto, yo me recreo”, por que el tiempo es sagrado. En un sentido el tiempo es también un espíritu muy sagrado y muy antiguo al que llamo Pachakamaq. Tu tiempo y mi tiempo son igualmente sagrados, por eso no tomo tu tiempo para distraerte.
A los 20 años recibí una orden disfrazada de canción:
“Canta tú las canciones de lo real
solo comprende: no existe el mal,
solo hay canciones
que piden más
ser comprendidas
hasta el final”
Volviendo al texto de Aurobindo, solo quisiera comentar la bella imagen de algo que sube y algo que desciende: Pachamama clama, Pachakamaq responde:
Luz y Verdad no Falsedad e Ignorancia.
 
  Por favor lean el texto de Aurobindo unas 100 veces con el corazón antes de ignorarme.