Entre mi propia gente, los indios
Choctaw de Mississippi y Oklahoma, las verduras son la principal fuente de la
dieta tradicional. Un manuscrito del siglo XVIII describe las predisposiciones
vegetarianas de los Choctaw en el alojamiento y la comida. Las casas no se
construían con pieles de animales sino con madera, barro, corteza de árbol y
caña. El principal alimento, comido diariamente de las ollas hechas dentro de
la tierra, era un cocido vegetariano compuesto de maíz, calabaza y judías. El
pan se elaboraba con maíz y bellotas. Otro de los platos preferidos era el maíz
tostado y las gachas de maíz. (La carne en la forma de un pequeño venado era un
aditivo infrecuente). Los antiguos Choctaws eran, primero y ante todo,
granjeros. Incluso la ropa era de base vegetal, bordada artísticamente para las
mujeres y calzones de algodón para los hombres. Los Choctaws nunca han adornado
su pelo con plumas.
Las ricas tierras de los Choctaws en la
actual Mississippi estaban tan ocupadas por los colonos americanos del siglo
XIX que la mayor parte de la tribu fue trasladada a la fuerza a lo que es ahora
Oklahoma. Este enclave fue escogido porque era una tierra muy deshabitada y
porque tras varias exploraciones se creyó que era estéril y sin utilidad. Sin
embargo, la verdad resultó ser que Oklahoma era tan fértil que fue una fuente
de pan para los indios. Es decir, se usó por los indios en todos los aspectos
como un recurso agrícola. Aunque muchos Choctaws sufrieron y murieron durante
el éxodo en el infame “Trail of Tears" (Caravana de las Lágrimas),
aquellos que sobrevivieron construyeron una vida nueva y exitosa en Oklahoma,
con su genio agrícola intacto.
George Catlin, el famoso historiador
indio del siglo XIX, describió las tierras Choctaw del sur de Oklahoma de los
1840 en estas palabras: “…la tierra estaba literalmente cubierta de viñas,
produciendo la mejor cosecha de deliciosas uvas…y colgando de tales racimos sin
fín… nuestro progreso era a menudo completamente detenido por cientos de acres
de pequeños ciruelos… cada arbusto que podía verse estaba tan cargado por el
peso de esta… fruta, que muchas veces se quedaban literalmente sin hojas en sus
ramas y bastante doblados hacia el suelo… y camas de groselleros y cactus
comestibles” (Muchos de los alimentos “salvajes” que los exploradores anglos
encontraron durante sus viajes eran cultivados cuidadosamente por los indios.)
Muchos de los platos de la cocina
Choctaw cocinados durante las celebraciones eran vegetarianos, incluso en la
actualidad. El maíz es tan importante para nosotros que se considera divino.
Nuestra leyenda del maíz dice que fue un regalo de Hashtali, el Gran Espíritu.
El maíz era dado con gratitud porque los Choctaws habían alimentado a la hija
del Gran Espíritu cuando ella estaba hambrienta. (Hashtali significa
literalmente "Sol del Mediodía". Los Choctaws creen que el Gran
Espíritu reside dentro del sol, ¡porque es el sol el que permite que el maíz
crezca!)
Otra historia Choctaw describe el más
allá como un parque de juegos gigante donde todos son permitidos excepto los
asesinos. ¿Qué comen los Choctaws en el “cielo”? Su placer más dulce, por
supuesto: melones, un suministro que nunca termina.
Más de una tribu tiene leyendas de la
creación que describen a las personas como vegetarianas, viviendo en una
especie de jardín del Edén. Una leyenda Cherokee describe a los humanos, las
plantas y los animales viviendo en el principio en “igualdad y ayuda mutua”.
Las necesidades de todos se mantenían sin matarse entre sí. Cuando el hombre se
volvió agresivo y empezó a comer algunos animales, estos inventaron las
enfermedades para controlar a la población humana. Sin embargo, las plantas se
mantuvieron amistosas y se ofrecieron no sólo como alimento para el hombre, sino
también como medicina para combatir estas nuevas enfermedades.
Eran más las tribus que se parecían a
los Choctaws que las que eran diferentes. Los niños y niñas de los aztecas, los
mayas, y los zapotecas comían en tiempos antiguos una dieta 100% vegetariana
hasta por lo menos la edad de 10 años. El alimento pricipal era el cereal,
especialmente las variedades del maíz. Tal tipo de dieta se creía que les hacía
crecer sanos y fuertes contra las enfermedades. (Los españoles quedaron
asombrados al descubrir que estos indios tenían dos veces más esperanza de vida
que ellos). Una dieta totalmente vegetariana también aseguraba que los niños
podrían retener de por vida un deseo de consumo de cereales y así vivir una
vida más sana. Incluso hoy los sanadores indios de aquellas tribus son más
propensos a recetar al enfermo que “regrese a los brazos de la Madre Maíz” para
curarse. Tal tipo de regreso debe incluir el consumo de gran cantidad de atole.
(La forma más facil de cocinar atole es mezclar la harina ya comercializada de
maíz con agua. Luego se sazona con chocolate o canela y se endulza al gusto.)
El atole está considerado un plato sagrado.
Es irónico que a los indios se les
asocie con la caza y la pesca cuando, de hecho, “casi la mitad de todas las
plantas comestibles del mundo fueron primero cultivadas por los indios
norteamericanos y eran desconocidas en el exterior hasta el descubrimiento de
América.” ¿Puedes imaginarte la comida italiana sin salsa de tomate, Irlanda
sin patatas o el goulash húngaro sin paprika? Todos estos alimentos tienen
origen indio.
Una lista incompleta de otros productos
indios dados al mundo incluye pimientos verdes y rojos, cacahuetes, anacardos,
batatas, aguacates, fruta de la pasión, calabacín, judías verdes, judías
pintas, sirope de arce, judías lima, arándanos, nueces pecanas, okra,
chocolate, vainilla, semillas de girasol, calabaza, mandioca, nueces, 47
variedades diferentes de bayas, piña y, por supuesto, maíz y palomitas de maíz.
Muchos libros de texto de historia
cuentan la vida de Squanto, un indio Pawtuxent que vivió a principios de los
1600. Squanto es famoso por haber salvado a muchos indios de morirse de hambre.
Les enseñó cómo recolectar alimentos salvajes y cómo cultivar el maíz.
Han existido desde entonces miles de
Squantos, a pesar de que sus nombres no sean tan bien conocidos. De hecho, la
agricultura moderna de hoy en día debe su corazón y su alma a los métodos
indios de desarrollo de la semilla, su hibridación, su cultivo, su crecimiento,
su riego, su almacenaje, su utilización y su cocción. Y el espíritu de Squanto
sobrevive hoy en día. Un ejemplo es la estación peruana de investigación del
gobierno construída en un remoto paraje de los indios del Amazonas llamado
Genaro Herrera. La universidad entrena a botánicos, agrónomos y especialistas
en bosques para que trabajen allí estudiando científicamente la manera de
cultivar y preparar la comida de los indios locales. También están aprendiendo
a utilizar los bosques sin destruirlos y a combatir las plagas sin utilizar químicos.
Lo que movió a algunos indios
norteamericanos fuera de la dieta basada en plantas puede explicarse con la
figura de Coronado, un explorador español del siglo XVI. Anterior a su tiempo,
la caza era un pasatiempo para muchos indios, no una vocación. Los Apaches eran
una de las pocas tribus que basaban su supervivencia mayormente en la caza de
animales.
Pero todo eso cambió cuando Coronado y
su ejército atravesaron el Oeste y el Medioeste desde Méjico. Algunos de sus
caballos se escaparon y rápidamente se multiplicaron por las verdes planicies.
Los indios aceptaron y tomaron a este nuevo habitante y la era del búfalo
comenzó.
Los caballos reemplazaron a los perros
como bestias de carga y ofrecieron un excelente medio de transporte. Esto fue
una innovación tan importante para los indios de las llanuras como el automóvil
lo sería para los anglos más adelante. Rápidamente la vida en estos parajes se
volvió mucho más fácil.
Del este llegó otra influencia poderosa:
las pistolas. Los primeros colonizadores americanos trajeron sus armas. A causa
de la “amenaza” india, pronto se sumergieron en el desarrollo de armas de fuego
y tuvieron éxito en la creación de cada vez más poderosas y exactas. Pero
también suministraron armas a los indios que se aliaban con ellos por la causa
colonial. Como era más fácil matar a un animal con un rifle que con un arco y
una flecha, las armas se extendieron rápidamente entre los indios. Con los
caballos y el rifle, la matanza de búfalos se convertía ahora en algo mucho más
simple.
A los apaches se les sumaron otras
tribus como los sioux, los cheyennes, los arapahos, los comanches y los kiowas.
Por primera vez, estas tribus “perdieron el maíz”, abandonaron la agricultura y
comenzaron a vivir una existencia nómada. Poco tardó para que su comida, su
ropa y su vivienda dependieran totalmente de un animal, el búfalo.
George Catlin lamentó este hecho ya en
1830. Predijo la exterminación del búfalo (que sucedió muy pronto) y los
peligros de no diversificarse. Catlin señaló que si los indios de las planicies
sólo mataban a los búfalos para su uso, la situación podía terminar no siendo
tan grave. Pero porque las grandes bestias eran masacradas por dinero, estaban
destinados a ser destruidos.
Fue el hombre blanco el que se benefició
de todo esto. Existía en el este un insaciable mercado por las lenguas y pieles
de búfalo. En 1832, Catlin describió una masacre llevada a cabo por seiscientos
sioux a caballo. Estos hombres mataron a 1400 búfalos para quedarse sólo con
sus lenguas. Estas se intercambiaban a los blancos por unos pocos galones de
whisky. El whisky, sin duda, ayudaba a embotar el talento indio para conseguir
el máximo uso de un animal. Entre las tribus que no comerciaban con blancos se
aprovechaba todo el animal, incluídas las patas. Nada se malgastaba y tiraba a
la basura. Y el búfalo no se mataba en invierno porque los indios vivían de la
carne secada en el otoño durante ese tiempo.
Pero ahora los búfalos caían en la
estación fría sobre todo. Porque era en estas temperaturas cuando sus magníficas
pieles podían usarse como relucientes abrigos. Catlin estimó que 200.000
búfalos eran asesinados cada año para hacer abrigos para las gentes del este.
Por término medio, el cazador indio obtenía de beneficio por cada piel una
pinta de whisky.
Si los indios hubieran entendido el
significado de la extinción de animales, probablemente hubieran parado la
matanza. Pero para los indios, el búfalo era un regalo del Gran Espíritu, un
regalo que nunca pararía de llegar. Décadas después de la desaparición de enormes
hordas, los indios de las llanuras aún creían que su regreso era inminente.
Bailaban la Danza Fantasma, diseñada para traer de regreso al búfalo, y rezaron
por este milagro hasta finales de 1890.
A pesar de la facilidad y de los
incentivos económicos para matar a un búfalo, hubo tribus que mantuvieron sus
antiguas formas de vida. Junto con las agrícolas del sureste, tribus del
mediooeste y del noreste se mantuvieron agricultores. Por ejemplo, los osage,
pawnee, arikaras, mandans, wichitas, y caddoans no se movieron de sus
asentamientos de granjas. Incluso estando rodeados de búfalos, construyeron sus
casas de madera y tierra. Y entre algunos de los indios del suroeste, el
algodón, la cestería y la cerámica se prefería a los sustitutos animales como la
piel.
Catlin acertó cuando predijo las
consecuencias para las tribus que dependían del búfalo. Hasta hoy en día son
estos indios los que lo han pasado peor en la asimilación con otras razas. Los
sioux de Dakota del Sur, por ejemplo, tienen la mayor pobreza y el índice de
alcoholismo más alto del país. Al contrario, las tribus que dependieron menos
de la explotación animal para su supervivencia, como los cherokee, choctaw,
creek y los chickasaw, continúan creciendo y floreciendo asimilando a otras
culturas sin perder la suya propia.
En el pasado y en más de una tribu comer
carne era una rara actividad y decididamente no algo diario. Desde la
introducción de las costumbres europeas de consumo de carne, del caballo, de
las armas y de la proliferación de bebidas alcohólicas y de comerciantes
blancos, mucho ha cambiado. Relativamente pocos indios pueden declarar que son
vegetarianos hoy en día.
Pero no siempre fue así. Para muchos
indios norteamericanos, la carne no es que no fuera sólo un alimento de
elección, es que su consumo no fue venerado (como en tiempos modernos cuando
los americanos comen pavo en el día de Acción de Gracias como si fuera un deber
religioso). No había nada ceremonioso en el acto de comer carne. Era la planta,
el tabaco, que se usaba extensamente durante celebraciones y ritos, y sólo con
moderación. Grandes celebraciones como el festival de otoño se centraban
alrededor de la cosecha, especialmente del maíz. Los choctaws no son los únicos
que continúan bailando la Danza del Maíz.
¿Cómo habría sido este mundo en la
actualidad si se hubiera seguido observando las antiguas maneras de hacer las
cosas? Creo que es justo decir que el respeto indio por las formas de vida no
animal habría tenido un impacto mayor en la sociedad americana. Maíz, y no
carne de pavo, podría haber sido el plato principal en la fiesta de Acción de
Gracias. Muchas menos especies de animales se habrían extinguido, el medio
ambiente sería más sano, e indios y no indios tendrían vidas más largas y
saludables. Seguramente habría menos sexismo y racismo, porque muchas personas
creen que así como se trata a los animales (los más indefensos), así se trata a
los hijos, las mujeres y a las minorías.
Sin darse cuenta de ello, los guerreros
y cazadores indios del pasado jugaron directamente de la mano de los hombres
blancos que robaron sus tierras y sus búfalos. Cuando les quitaron las tierras
y las hordas de búfalos fueron diezmadas, no quedaba nada más a lo que
recurrir. Pero los indios que escogieron el camino pacífico y confiaron en la
diversidad y la abundancia de las plantas para su supervivencia pudieron salvar
sus estilos de vida. Incluso después de ser deportados de sus propias tierras,
ellos pudieron mantenerse, cultivar y continuar con sus vidas.
Ahora nosotros, sus descendientes,
debemos capturar de nuevo el espíritu de las tradiciones antiguas por el
beneficio de todas las personas. Debemos movernos lejos de las influencias
europeas que hacen morir un estilo de vida más sano. Debemos de nuevo abrazar a
nuestros hermanos y hermanas, a los animales y “regresar al maíz” de una vez
por todas.
(Rita Laws es Choctaw y Cherokee. Vive y escribe en
Oklahoma. Su nombre Choctaw, Hina Hanta, significa Luminoso Camino de Paz, que
es lo que ella considera al vegetarianismo. Es vegetariana desde hace 14 años.)
Este artículo apareció por primera vez
en el Vegetarian Journal (Periódico Vegetariano), Septiembre 1994,
publicado por The Vegetarian
Resource Group
por Rita Laws, Ph.D.
Los indios de América dejaron una recomendación de abrir una cruz de ciudades vegetariana
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